Para muchos la Primera Guerra Mundial (1914-1918) significó el comienzo del fin de la
civilización europea. Otros, los menos, comprendieron que la capacidad de
reacción de Europa dependía de su capacidad de superar los nacionalismos
agresivos que habían llevado al continente a la catástrofe y de adoptar el
ideal de una Europa unida y pacífica como proyecto común.
Ya en 1923, el
austriaco
Conde Coudenhove Kalergi fundó el Movimiento Pan-Europa. En 1926
consiguió reunir en Viena a diversas figuras políticas en el Primer Congreso
Paneuropeo.
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Koudenhove-Kalergi |
"Europa
como concepto político no existe. Esta parte del mundo engloba a pueblos y
Estados que están instalados en el caos, en un barril de pólvora de
conflictos internacionales, y en un campo abonado de conflictos futuros. Esta
es la Cuestión Europea: el odio mutuo de los europeos que envenena la
atmósfera. (....) La Cuestión Europea será resuelta sólo mediante la
unión de los pueblos de Europa. (...) El mayor obstáculo a la realización
de los Estados Unidos de Europa son los mil años de rivalidad entre las dos
naciones más populosas de Pan-Europa: Alemania y Francia..."
Richard
Coudenhove-Kalergi
Pan-Europa
1923

El movimiento
paneuropeo vivió su época dorada en la segunda mitad de los años 20, los
años de concordia, los años del Tratado de Locarno o del Pacto Briand-Kellog.
En 1929,
Aristide Briand, primer ministro francés, pronunció un célebre discurso
ante la asamblea de la Sociedad de Naciones en el que defendió la idea de una
federación de naciones europeas basada en la solidaridad y en busca de la
prosperidad económica y la cooperación política y social. El discurso tuvo
una gran acogida en el gobierno alemán y entre muchos economistas,
especialmente, británicos. Entre ellos se hallaba John M. Keynes.
"Pienso
que entre los pueblos que están geográficamente agrupados como los pueblos
de Europa, debe existir una suerte de vínculo federal; estos pueblos deben en
todo momento tener la posibilidad de entrar en contacto, de discutir sus
intereses, de adoptar resoluciones comunes, de establecer entre ellos un lazo
de solidaridad, que les permita, en los momentos que se estimen oportunos,
hacer frente a las circunstancias graves, si es que estas surgen. (...)
Evidentemente, la asociación tendrá efecto sobre todo en el dominio
económico: esa es la cuestión que mas presiona..."
Discurso de
Aristide Briand ante la Asamblea de la Sociedad de Naciones, Ginebra, 5 de
Septiembre de 1929
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Consejo
de la Sociedad de Naciones |
La Sociedad de
Naciones le encargó a Briand la presentación de un memorando con un proyecto
concreto. El político francés presentó un "Memorando sobre la
organización de un sistema de Unión Federal Europea" en 1930. Era
demasiado tarde. El estallido de la
depresión económica había empezado a barrer las
ideas de solidaridad y de cooperación del panorama internacional. Las
gentes que siguieron propugnando la unidad europea, tales como el político
francés Edouard Herriot quién publicó en 1931 "Los Estados Unidos de
Europa", quedaron en franca minoría.
El acceso de
Adolfo Hitler a la
cancillería alemana en 1933 supuso el fin definitivo de la concordia europea y
el renacimiento del monstruo del nacionalismo en su peor versión. Europa, y con ella el mundo, se encaminaba a una nueva
catástrofe.