Historia de la Unión Europea

Te contamos la historia de la Unión Europea, los principales acontecimientos y sus características. Además, cómo es la situación en la actualidad.

La Unión Europea nació en 1993 tras un largo proceso de integración.

¿Qué es la Unión Europea?

La Unión Europea (UE) es una organización de países europeos que funciona como una comunidad de intereses económicos, sociales y políticos. Tiene instituciones propias y, actualmente, la integran 27 países. En varios de estos países se adoptó una moneda común (el euro).

La historia de la Unión Europea comienza con la conformación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (1951) y, especialmente, con el nacimiento en 1957 de la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM).

Sin embargo, la Unión Europea propiamente dicha nació con el Tratado de la Unión Europea firmado en Maastricht en 1992, que entró en vigor en noviembre de 1993. Desde entonces, otros tratados modificaron algunas de las disposiciones del Tratado de Maastricht y, actualmente, la base constitucional de la Unión Europea es el Tratado de Lisboa (firmado en 2007 y en vigor desde 2009).

Puntos clave

  • La Unión Europea (UE) es una asociación económica y política que, en la actualidad, está integrada por 27 países de Europa.
  • Su formación fue parte de un largo proceso en el que hubo países que se adhirieron y otros que se retiraron.
  • La UE nació en 1993 a partir de una organización anterior, la Comunidad Económica Europea, que surgió luego de la Segunda Guerra Mundial, principalmente, para restablecer y fortalecer a las economías de Europa luego de la devastación ocasionada por la guerra y para mantener la cooperación política entre las naciones y evitar futuros enfrentamientos.

El Tratado de Roma (1957)

Los primeros pasos hacia la integración europea se dieron con la firma del Tratado de París (1951), que dio origen a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), y especialmente con los Tratados de Roma (1957), que entraron en vigor el 1 de enero de 1958 y crearon la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM).

La CEE era básicamente una unión aduanera que permitía la libre circulación de bienes entre los seis países miembros (Francia, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo, Alemania Occidental e Italia). Además implementó la Política Agrícola Común (PAC), que aplicó medidas proteccionistas para los productores de los países miembros.

Las instituciones creadas a partir de los tratados de París y Roma tenían un carácter supranacional, pues entendían sobre asuntos que afectaban a la CEE: la Comisión Europea, el Consejo de Ministros (o simplemente Consejo), la Asamblea Europea (luego Parlamento Europeo), el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y el Comité Económico y Social.

En 1973, la Comunidad Económica Europea se amplió con la adhesión del Reino Unido, Dinamarca e Irlanda, y en 1981 y 1986 se integraron también Grecia, España y Portugal. 

En esta época también se creó el Consejo Europeo (reunión periódica de los jefes de Estado y de Gobierno de los estados miembros), se implementó el Sistema Monetario Europeo (SME) junto al ECU (Unidad Monetaria Europea, antecedente del euro), se celebraron las primeras elecciones por sufragio universal para el Parlamento Europeo y se firmó el Acuerdo de Schengen para la eliminación gradual de fronteras (inicialmente entre cinco países, a los que luego se sumó la mayoría de los estados miembros).

En 1984, el Parlamento Europeo aprobó el “Proyecto de Tratado de la Unión Europea” (conocido como Proyecto Spinelli). Este proyecto proponía sustituir el Tratado de Roma por un nuevo tratado que tendiera hacia una mayor integración europea. Aunque fue rechazado por los gobiernos de los estados miembros, este proyecto impulsó los debates que llevaron a la elaboración del Acta Única Europea (1986) y al Tratado de la Unión Europea (1992).

El camino hacia el Tratado de la Unión Europea (1986-1992)

El Acta Única Europea (1986)

Jacques Delors fue uno de los principales promotores de la Unión Europea.

El Acta Única Europea fue aprobada en 1986 y entró en vigor el 1 de julio de 1987. Fue la primera modificación de los tratados que habían fundado primero la CECA y luego la CEE.

Las principales novedades que introdujo el Acta Única Europea fueron las siguientes:

  • Consagró la existencia del Consejo Europeo (es decir, la reunión periódica de jefes de Estado y de Gobierno) como el organismo donde tienen lugar las grandes negociaciones políticas entre los Estados miembros y donde se toman las principales decisiones estratégicas. El Parlamento Europeo vio también ligeramente reforzados sus poderes.
  • Adoptó una disposición decisiva encaminada al progresivo establecimiento del mercado único durante un período que debía concluir el 31 de diciembre de 1992 con la consolidación de un área sin fronteras en la que quedara asegurado el libre movimiento de bienes, personas, servicios y capital. Esta aspiración quedó plasmada en 282 medidas concretas y fue alcanzada en el plazo previsto.
  • Estableció medidas para coordinar la política monetaria de los Estados miembros, lo que preparó el camino hacia la Unión Económica y Monetaria.
  • Aprobó diversas iniciativas para promover una integración en el terreno de los derechos sociales (salud y seguridad de los trabajadores), la investigación y tecnología, y el medio ambiente.
  • Acordó la reforma de los denominados Fondos estructurales: Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícolas (FEOGA), Fondo Social Europeo (FSE) y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), para conseguir una mayor cohesión económica y social.

Consecuencias del Acta Única Europea (1986-1989)

El Acta Única Europea supuso un importante impulso en el proceso de integración. El protagonista fue el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors. Este político socialista francés promovió la Unión Económica y Monetaria (elemento clave en el proceso de integración) y, para equilibrar los beneficios que obtendrían principalmente los empresarios, propuso la aprobación de una Carta Social que garantizara condiciones laborales y sociales mínimas a los trabajadores europeos.

Por otro lado, desde comienzos de la década de 1980, la primera ministra británica, Margaret Thatcher, había destacado por su política contraria a los avances en la integración europea, y había luchado por conseguir una reducción de la aportación británica al presupuesto comunitario (que consiguió en junio de 1984). 

Delors, en cambio, siguió llamando a acelerar el proceso de integración europea, especialmente ante los acontecimientos que comenzaron a tener lugar en Europa central y oriental en 1989.

La CEE ante el derrumbamiento del bloque soviético (1989)

En 1989 se produjo el derrumbamiento de los sistemas comunistas en los países de Europa central y oriental (las antiguas “democracias populares” que integraban el bloque soviético).

El hecho más representativo fue la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, que fue seguida por la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Este mismo año, la división de Yugoslavia desató una nueva guerra en Europa, tras un período de paz iniciado en 1945.

La primera consecuencia de estos hechos fue la reunificación de Alemania en octubre de 1990. La República Federal de Alemania, con 80 millones de habitantes y el 30 % del Producto Nacional Bruto de la CEE, se convirtió en una potencia económica que superaba a Francia y el Reino Unido. 

El presidente francés, François Mitterrand, dio un nuevo impulso al proceso de integración europea para evitar que Alemania se erigiera nuevamente como una potencia hegemónica en la región. El canciller alemán, Helmut Kohl, también apoyó la integración para vencer la desconfianza que generaba en Francia y el Reino Unido la Alemania reunificada.

El “vacío de poder” que se generó en Europa central y oriental con la caída del comunismo permitió que la CEE fuera vista como una organización que garantizaba la estabilidad en medio de una Europa convulsa. De hecho, las nuevas democracias surgidas en los países que abandonaron el comunismo comenzaron a negociar su adhesión a la Comunidad Europea.

La Unión Económica y Monetaria (UEM) y la Unión Política

La aceleración del proceso de integración europea también fue motivada por un factor económico: la inestabilidad financiera y monetaria que caracterizó el período. El “crash” bursátil de 1987 afectó a las principales bolsas del mundo, y los problemas del Sistema Monetario Europeo (SME) llevaron a una crisis en 1992: la libra esterlina y la lira italiana tuvieron que salir del SME, mientras que la peseta y el escudo portugués se vieron forzados a la devaluación. 

Todos estos factores (políticos y económicos) promovieron el gran paso adelante en el camino de la integración europea: el Tratado de la Unión Europea.

En 1989, por iniciativa de Delors, se convocó una Conferencia Intergubernamental (CIG) para tratar la adopción definitiva de la Unión Económica y Monetaria. En 1990, se convocó otra CIG para estudiar la constitución de una Unión Política.

Tras casi tres años de debates, el Consejo Europeo celebrado en Maastricht (Países Bajos) el 9 y 10 de diciembre de 1991 aprobó el Tratado de la Unión Europea, popularmente conocido como Tratado de Maastricht. El tratado fue firmado el 7 de febrero de 1992 y entró en vigor el 1 de noviembre de 1993.

El Tratado de la Unión Europea (1992)

El Tratado de la Unión Europea (TUE), conocido como Tratado de Maastricht por la ciudad en la que fue firmado el 7 de febrero de 1992, modificó los tratados preexistentes para promover la unidad política, además de la económica. Entró en vigor el 1 de noviembre de 1993.

El Tratado de Maastricht oficializó el nombre de “Unión Europea”, que sustituyó al de Comunidad Europea. Entre las novedades que introdujo con respecto a los tratados anteriores, las más importantes fueron:

  • El reconocimiento de la ciudadanía europea a toda persona que tuviera la nacionalidad de un estado miembro.
  • La creación de la Unión Económica y Monetaria (UEM) con el objetivo de eliminar las monedas nacionales y crear una moneda común (el euro), que se introdujo el 1 de enero de 1999 como moneda oficial de once países. 
  • La creación del Fondo de Cohesión para financiar proyectos (en materia medioambiental o de infraestructuras para el transporte) de los estados miembros menos prósperos.
  • La cooperación en políticas de transporte, industria, agricultura, educación, investigación y desarrollo tecnológico, y medio ambiente.
  • La creación de instituciones, como el Comité Europeo de las Regiones y el Instituto Monetario Europeo (Banco Central Europeo desde 1998), y la concesión de mayores competencias a instituciones preexistentes, como el Parlamento Europeo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Tribunal de Cuentas Europeo y el Comité Económico y Social Europeo.
  • El fortalecimiento de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) para actuar de manera conjunta en asuntos de política exterior.
  • La cooperación policial y judicial entre los gobiernos de los Estados miembros a partir del pilar de Justicia y Asuntos de Interior (JAI) y la posterior creación de Europol (agencia policial europea).

La “Europa de los quince” y el Tratado de Ámsterdam

Pese a los cambios que tenían lugar en Europa a fines de los años ochenta y comienzos de los noventa, la Comunidad Europea (desde 1993 Unión Europea) continuó recibiendo candidaturas para ingresar en ella.

Las negociaciones con Austria, Suecia, Finlandia y Noruega se iniciaron en 1993, y fueron sencillas debido al alto desarrollo económico de estos países. La ratificación de los tratados de adhesión se realizó en 1994, con la excepción de Noruega (donde un referéndum decidió en contra del ingreso).

La adhesión entró en vigor el 1 de enero de 1995 y dio lugar a la “Europa de los quince”.

A comienzos de 1996, se inició una Conferencia Intergubernamental (CIG) para la elaboración de un nuevo tratado que reformara el Tratado de Maastricht.

Los objetivos del nuevo tratado eran desarrollar la “Europa de los ciudadanos”, fomentar el papel de la Unión Europea en la política internacional, reformar las instituciones europeas y abordar una ampliación a los países aspirantes de Europa central y oriental. 

Tras una larga negociación, se llegó a un consenso en el Consejo Europeo celebrado en Ámsterdam los días 16 y 17 de junio de 1997. Nació así el Tratado de Ámsterdam, que entró en vigor el 1 de mayo de 1999.

La quinta ampliación de la Unión Europea

Tras la caída de los regímenes comunistas en Europa central y oriental en 1989, los países de la región vieron la adhesión a la Comunidad Económica Europea (Unión Europea desde 1993) como el mejor medio para solucionar sus problemas económicos, políticos y de seguridad. Para la Unión Europea, incorporar nuevos miembros era una oportunidad para incrementar su peso internacional.

Los países de Europa central y oriental, así como Chipre, Malta y Turquía (que también habían solicitado la adhesión), tenían situaciones económicas y políticas muy diferentes, lo que suponía un reto político para la Unión Europea, que debía acordar reformas institucionales.

El Consejo Europeo de Copenhague (1993) calificó de legítimas las aspiraciones de estos países y acordó unos criterios de adhesión que los aspirantes debían cumplir:

  • Asegurar la existencia de instituciones estables garantes de la democracia, la primacía del derecho, el respeto de las minorías y su protección.
  • Contar con una economía de mercado viable y con la capacidad de hacer frente a las fuerzas del mercado en el interior de la Unión Europea.
  • Asumir las obligaciones que se derivaban de la adhesión y, en concreto, la de suscribir los objetivos de la unión política, económica y monetaria.

En 1997, la Comisión Europea publicó la Agenda 2000, titulada “Por una Europa más fuerte y más amplia”, en la que presentó sus dictámenes sobre las solicitudes de adhesión de Chipre y los países de Europa central y oriental, y estableció un programa de ayudas financieras. Al año siguiente, comenzaron las negociaciones para la adhesión.

En diciembre de 2000 se celebró una cumbre en Niza (Francia) en la que se proclamó la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea y se acordó la reforma institucional de la Unión Europea (plasmada en el Tratado de Niza, firmado en febrero de 2001). El objetivo era garantizar la eficacia de la UE en vista de la próxima incorporación de diez nuevos países miembros.

La ampliación de la Unión Europea se produjo el 1 de mayo de 2004, cuando ingresaron en ella Chipre, Malta, República Checa, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Hungría. En 2007 ingresaron también Bulgaria y Rumania, y en 2013 Croacia.

Previamente, el 1 de enero de 1999, había sido adoptado el euro como moneda oficial de la mayoría de los países de la UE (aunque los billetes y monedas de euro comenzaron a circular en enero de 2002), y varios de los nuevos Estados miembros fueron adoptando progresivamente el euro. Actualmente son veinte los países cuya moneda oficial es el euro.

Del Tratado de Lisboa al “Brexit”

En 2020 el Reino Unido abandonó la Unión Europea luego de un referéndum.

Algunos meses después de la firma del Tratado de Niza, se produjeron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Estos hechos motivaron la Declaración de Laeken en la que el Consejo Europeo anunció el reforzamiento de la política de seguridad y defensa y la lucha contra el terrorismo.

En 2004 se acordó la firma de un nuevo tratado que establecería una Constitución Europea. Este tratado fue firmado en Roma en octubre de 2004, pero recibió el rechazo de dos referéndums celebrados en Francia y los Países Bajos y, finalmente, no fue ratificado.

De todos modos, la mayor parte de las disposiciones de la Constitución Europea fueron incorporadas en un nuevo tratado que hoy es la base constitucional de la Unión Europea: el Tratado de Lisboa (firmado en 2007 y en vigor desde el 1 de diciembre de 2009). Este tratado reformó y simplificó los tratados anteriores. Entre sus principales disposiciones se cuentan:

  • El otorgamiento de un carácter jurídico a la Unión Europea para firmar acuerdos internacionales como comunidad.
  • La atribución de un carácter vinculante a la Carta de los derechos fundamentales para todos los Estados miembros.
  • El reconocimiento de la ciudadanía europea para todas las personas que tengan la nacionalidad de un país miembro.
  • El aumento del número de eurodiputados y la cesión de mayor poder al Parlamento Europeo (además de otras reformas institucionales).

En 2012, la Unión Europea recibió el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, uno de los hechos más importantes de los últimos años fue la salida del Reino Unido de la Unión Europea (proceso conocido como Brexit) el 31 de enero de 2020, luego de un referéndum celebrado en dicho país en junio de 2016.

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Referencias

  • Fernández Navarrete, D. (2022). Historia de la Unión Europea: de los orígenes al post-Brexit. Universidad Autónoma de Madrid Ediciones.
  • Gabel, M. J. (2022). European Union. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
  • Unión Europea (s.f.). Principios, países, historia. Portal oficial de la Unión Europea. https://european-union.europa.eu/ 
  • Universidad de Valencia (s.f.). Open Europa. Recursos educativos sobre la Unión Europea. https://www.openeuropeuv.es/ 

¿Cómo citar?

"Historia de la Unión Europea". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/historia-de-la-union-europea/. Última edición: 2 octubre, 2023. Consultado: 28 marzo, 2024.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 2 octubre, 2023
Fecha de publicación: 28 septiembre, 2023

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