Querido señor presidente:
He leído su carta del 26 de
octubre con gran detenimiento y celebro conocer su deseo de buscar una pronta
solución al problema. Lo primero que precisa hacerse, sin embargo, es cesar en
el trabajo de las instalaciones para proyectiles dirigidos en Cuba, a
inutilizar todas las armas ofensivas existentes en Cuba, bajo la supervisión
de las Naciones Unidas.
En la creencia de que esto
se llevará a cabo prontamente, he dado instrucciones a mis representantes en
Nueva York que les permitirán trazar durante este fin de sernana, en
cooperación con el secretario general en funciones de las Naciones Unidas y
sus representantes, un acuerdo para una solución permanente del problema
cubano siguiendo las líneas sugeridas por usted en su carta del 26 de octubre.
Tal y como yo leo y entiendo su carta, los elementos claves de sus propuestas
que me parecen aceptables en general, tal y como yo las entiendo son los
siguientes:
1. Usted acordará eliminar
estas instalaciones para armas ofensivas existentes en Cuba, bajo la
observación y supervisión de las Naciones Unidas, y proceder, con adecuadas
seguridades, a detener la introducción de tales instalaciones y armas en Cuba.
2. Nosotros, por nuestra
parte, estaremos dispuestos —mediante el establecimiento de los adecuados
acuerdos realizados a través de las Naciones Unidas para asegurar la
continuidad y la puesta en marcha de esos compromisos— a lo siguiente:
a) Levantar inmediatamente
las medidas de cuarentena ahora en vigor; y b) Dar seguridad contra la
invasión de Cuba. Confío en que otras naciones del hemisferio occidental estén
dispuestos a actuar del mismo modo.
Si usted da a sus
representantes concretas instrucciones, no existe razón por la cual no seamos
capaces de completar estos acuerdos y anunciarlos al mundo dentro de un par de
días. El efecto de tal acuerdo sobre la tensión mundial nos permitirá
continuar trabajando hacia un acuerdo general referente a «otros armamentos»
como propone usted en su segunda carta que ha hecho pública. Me gustaría
señalar de nuevo que los Estados Unidos están interesados en reducir las
tensiones y detener la carrera de armamentos. Y esta carta significa que usted
está dispuesto a discutir una tregua que afecta a la OTAN y al Pacto de
Varsovia, nosotros estamos dispuestos a considerar con nuestros aliados
cualquier propuesta o propuestas convenientes.
Pero la primera condición,
preciso es recalcarlo, es el cese del trabajo en las instalaciones de
lanzamiento de proyectiles dirigidos en Cuba y las adecuadas medidas para
inutilizar tales proyectiles, bajo concretas garantías internacionales. La
continuación de esta amenaza, o la extensión de esta discusión referente a
Cuba relacionándola con otras cuestiones referentes a la seguridad europea y
del mundo, conducirán seguramente a una intensificación de la crisis cubana y
a un grave efecto para la paz del mundo. Por esta razón, espero que podamos
ponernos de acuerdo conforme a lo señalado en esta carta y en su carta del 26
de octubre de 1962.
28 de
octubre de 1962
John F. Kennedy