La agresiva política expansionista de la Alemania nazi, dirigida a la revisión
radical de la situación creada tras la Conferencia de París de 1919, contó con
el apoyo de potencias totalitarias y expansionistas como Japón e Italia. La
rápida derrota francesa dejó al Reino Unido sólo ante Hitler durante un corto
período de tiempo. La entrada de la URSS y de los EE.UU. junto a los Aliados en
1941 desequilibró de forma definitiva la guerra a su favor. Una alianza
"contra natura" de las grandes potencias democráticas y capitalistas y de la
dictadura soviética puso fin a los afanes imperialistas de los sistemas
fascistas y totalitarios.