En un principio, la nueva dinastía Borbón no implicó
ningún cambio importante en las colonias. La administración continuó sin
cambios; el monopolio comercial (pese al creciente contrabando británico); los
envíos de plata a cambio de los productos peninsulares y el papel
preponderante del puerto de Cádiz (que había sustituido a Sevilla).
La sociedad americana estaba en organizada en torno a dos grupos:
-
La elite blanca (decenas de miles de peninsulares y
criollos). Controlaban la administración y eran los propietarios de la
tierra, las minas y las demás fuentes de riqueza.
-
El resto de la población constituida por la mayoría
indígena y los esclavos negros.
Era una sociedad organizada de forma racial pese a que
había una importante mezcla racial: mestizos (blanco e india), mulato (blanco
y negra) zambos (indio y negro)…
A partir de mediados de siglo se inicia un cambio en la política de los
Borbones hacia América. El gobierno de Madrid decidió incrementar la
explotación colonial para que las colonias fueran más rentables.
Para ello se adoptaron diversas medidas. Se promovieron,
con escaso éxito, las Compañías de Comercio, siguiendo el modelo inglés
y holandés. Se decretó la introducción de navíos de registro: barcos
que podían comerciar al margen de la Flota de Indias. Esta novedad permitió
que se incrementara el comercio gaditano con América.
Durante el reinado de
Carlos III se introdujeron importantes reformas.
La Corona trató de incrementar el control administrativo de la metrópoli sobre
las Indias: se excluyó de la administración a los criollos, se creó un
nuevo virreinato, el del Río de la Plata en 1776, y ese mismo año se
estableció el cargo de Intendente para reforzar el control de los
territorios americanos.
La expulsión de los
jesuitas en 1767 tuvo en América una importante consecuencia: la
Corona se anexionó importantes tierras, sobre todo en Paraguay, que hasta ese
momento habían estado en manos de la Compañía de Jesús.
En el terreno económico hubo un incremento impositivo y en 1778 se
permitió el libre comercio entre la península y las Indias, rompiendo
el monopolio sevillano-gaditano.
Esta nueva política borbónica, enfocada sobre todo al beneficio de la
metrópoli, engendró movimientos de protesta de los criollos, apartados
de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena.
En 1780-1781 se inició una revuelta en Perú iniciada por los criollos pero que
pronto se convirtió en una rebelión indígena (Tupac Amaru). La revuelta
fue duramente reprimida.
