En el siglo XI penetró en tierras hispanas el arte
románico, estilo internacional de la cristiandad de la época. Sus rasgos
más singulares eran el predominio del macizo sobre el vano y el carácter
simbólico de la mayoría de sus elementos,
Los edificios más significativos de este estilo son el
monasterio catalán de
Santa María de Ripoll; la
catedral de Jaca, en Aragón;
la iglesia de
San Martín de Frómista, en tierras palentinas, y la
catedral de
Santiago de Compostela.
Como muestras de la escultura románica podemos recordar
el célebre
Pórtico de la Gloria en la catedral de Santiago de Compostela, la impresionante fachada del monasterio de
Ripoll o el tímpano de la
portada
de la catedral de Jaca.
En el terreno pictórico cabe señalar, como obras más
representativas, las de
San Isidoro de León o las
de
San Climent de Taüll en
Lérida.
A partir del siglo XIII triunfó en la cristiandad un
nuevo estilo, el gótico. En contraste con el románico, el gótico daba
primacía al vano sobre el macizo, a la vez que buscaba rasgos como la
verticalidad y la luminosidad. También le caracterizaba su pretensión
naturalista.
De este estilo son las espectaculares catedrales de Burgos, Toledo y León, las tres situadas en la Corona de Castilla. En la de
Aragón podemos mencionar las catedrales de Barcelona y Palma de
Mallorca.
En el terreno de la escultura, la obra maestra es, sin
duda alguna, el Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana, muestra
excepcional de la transición del arte románico al gótico.
La pintura, por su parte, alcanzó un gran desarrollo en
el siglo XV, con nombres tan relevantes, en la Corona de Castilla, como los de Jorge el Inglés (Retrato de Iñigo López de Mendoza) o Femando Gallego (Martirio de Santa Catalina), y Bartolomé Bermejo (Santo
Domingo) y Jaime Huguet (El martirio de Cristo) en la
Corona de Aragón.
Alcanzó, asimismo, un notable desarrollo el arte mudéjar,
sobre todo en Castilla y Aragón. Este estilo se adaptó a las líneas del
románico y del gótico, pero introdujo novedades como el uso del ladrillo o el
azulejo o la presencia de elementos ornamentales de raíz musulmana. Ejemplos
típicos del arte mudéjar nos lo ofrecen los Reales alcázares de Sevilla, el monasterio
de las Claras en Tordesillas (Valladolid) o la torre de San Martín en Teruel.
