Etapas de la conquista de la península ibérica por Roma
La conquista de Roma se inició en el siglo III
a.C. y concluyó, tras un proceso largo y complejo, en el siglo
I a.C.
Podemos distinguir tres etapas principales:
1ª etapa: Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a. C) El inicio de la conquista se enmarcó en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y
Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental).
Los cartagineses tenían asentamientos importantes en el levante
peninsular y desde allí atacaron Roma a través del sur de Francia y
los Alpes. Roma contraatacó invadiendo las posesiones
cartaginesas en Hispania a fines del siglo III. La
victoria romana de Ilipa (209 a.C.) puso fin a la presencia
cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este
y el sur peninsular.
2ª etapa: Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.)
Los romanos tuvieron que hacer frente a la
resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son
las guerras lusitanas(155-136 a.C) en las que destacó Viriato,
líder lusitano, y la férrea resitencia celtíbera en Numancia hasta su rendición en el 133 a.C.
La República romana vivió diversas guerras
civiles que llegaron a la península. Las luchas internas de Roma
dieron lugar a enfrentamientos bélicos en la península. Un buen
ejemplo es el enfrentamiento entre Pompeyo y César (49-45 a.C.). Estos conflictos aceleraron el dominio romano sobre la
península.
3ª etapa: Conquista del norte peninsular (29-19 a.C)
El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de
galaicos, astures, cántabros y vascones (guerras cántabras).
El proceso de romanización: el legado cultural
El concepto de romanización: integración
plena de una sociedad determinada, en este caso la hispana, en el
conjunto del mundo romano (economía, sociedad, cultura, religión).
Por este proceso, los pueblos indígenas (iberos, celtíberos…) fueron
asumiendo la cultura romana.
La romanización es un momento clave de la historia
cultural de los pueblos de la península. En ella podemos
distinguir varios aspectos:
- El latín se impuso como lengua común
- El derecho romano (leyes, concepción del
estado...)
- La religión politeísta romana (Júpiter,
Saturno…) y, posteriormente, en el siglo I el cristianismo se difundió por el imperio romano y también por Hispania.
El proceso de romanización llegó a su máxima
expresión cuando el emperador Caracalla en el siglo III extendió la ciudadanía a todos los habitantes libres del Imperio.
Hispania fue una de las provincias del imperio más romanizadas. Buena prueba de ello fue que varios emperadores nacieron en la península (Trajano, Adriano). También hubo importantes filósofos como Séneca y escritores como Quintiliano y Marcial.
El proceso de romanización: las obras públicas
La cultura romana tuvo un carácter eminentemente práctico y
por ello fueron grandes ingenieros y grandes constructores de
obras públicas. En la península podemos destacar los siguientes
ejemplos:
- Acueductos como el de Segovia.
- Murallas como las de Lugo
- Multiples puentes como el de Alcántara o Mérida.
Además de estas obras públicas, Roma dejó
importantes obras artísticas de utilidad pública como:
La dominación de Roma dejó en Hispania una tupida red urbana (Tarraco, Cesar Augusta, Emerita, Toletum…)
ligada por un complejo sistema de calzadas y otras infraestructuras públicas.