Evolución económica y social 1959-1975
El Plan de Estabilización de 1959
Diseñado por los tecnócratas del Opus Dei, que habían
accedido al gobierno en 1957, este plan económico fue elaborado
siguiendo las indicaciones del
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Se trataba ante todo de liberalizar la
economía, acabando con el período autárquico e intervencionista.
Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo del estado,
a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la
peseta y liberalizando las inversiones extranjeras.
Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A partir de
1961,
tras reducirse el déficit del estado y recibir abundantes inversiones
del exterior, España inició un acelerado crecimiento
económico.
El desarrollo económico de los años sesenta
El período 1961-1973 vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector servicios.
La apertura económica al exterior provocó un verdadero aluvión de
inversiones extranjeras que llegaron atraídas por los bajos
salarios.
El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración de mano de obra campesina
hacia las ciudades y hacia
Europa. A la vez que la agricultura se modernizaba,
amplias zonas del interior quedaban desertizadas.
En el terreno comercial, España alcanzó un
superávit en su balanza de pagos. El tradicional déficit de la
balanza comercial se vio compensado por los ingresos procedentes del
espectacular desarrollo del turismo, las inversiones extranjeras y
las remesas enviadas por los emigrantes en Europa.
Para tratar de encauzar el crecimiento económico,
el gobierno aprobó a partir de 1963 varios Planes de Desarrollo.
Basados en los incentivos fiscales y en las ayudas estatales
tuvieron un resultado bastante inferior al previsto. La economía
siguió creciendo pero la planificación no funcionó. El mejor ejemplo
fue el creciente desequilibrio entre las diferentes regiones del
país.
En definitiva el período
1961-1973 estuvo marcado por un gran desarrollo económico, inserto
en un marco general de
expansión europea y mundial. Ese contexto exterior favorable
permitió abundantes inversiones extranjeras, una masiva llegada de turistas
y la eliminación del paro mediante la emigración a Europa.
Los grandes cambios sociales de los años sesenta
Tras los duros años de la posguerra, en los que la sociedad española
había quedado anclada a un tipo de sociedad arcaica, los años
sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Estos fueron
algunos de sus principales rasgos:
Masiva emigración rural a las ciudades y a Europa
occidental. Más de un millón
de españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y
otros países europeos para desempeñar los trabajos que no
querían los nativos.
La emigración trajo consecuencias positivas como
la reducción del paro o el ingreso de las abundantes
remesas enviadas por los emigrantes, pero trajo consigo el
desarraigo humano que toda emigración implica y la
agudización de las diferencias de riqueza entre las diversas
regiones del país.
Fuerte incremento de la población. A la
vez que se reducía la tasa de mortalidad, la tasa de natalidad
se mantuvo en valores muy altos e incluso aumentó.
Para atender las necesidades de esta población
creciente el gobierno no aumentó el gasto público lo que llevó a que
los servicios públicos fueran claramente insuficientes:
En el terreno educativo el número de
escuelas e institutos fue muy por detrás de las necesidades de una
creciente población infantil y juvenil.
Aunque se crearon algunos enormes hospitales y
desde 1963 aumentaron las prestaciones sanitarias y los sistemas de
pensiones, la cobertura sanitaria siguió estando muy alejada
de lo que requería una sociedad moderna.
El crecimiento demográfico provocó un enorme déficit en vivienda
que trató de resolverse mediante grandes operaciones inmobiliarias
en las ciudades españolas. Estos
nuevos barrios nacieron a menudo sin equipamientos sociales y urbanos
básicos.
La sociedad de consumo
Pese a sus limitaciones, el desarrollo económico
propició la aparición de la sociedad de consumo en España. La
extensión del uso de electrodomésticos, dos tercios de los
hogares tenían televisión en 1969, y del coche, un
cuarto de las familias españolas poseían un automóvil ese mismo año,
fueron los elementos que mejor ejemplificaron la nueva sociedad.
La sociedad de consumo, caracterizada por el acceso a más
información y por una mayor movilidad, trajo, especialmente entre
los más jóvenes, una nueva mentalidad que chocaba con
el tradicionalismo del régimen:
-
Progresiva relajación de la importancia de la Iglesia.
-
Nuevos hábitos de relación social y nuevas
pautas de relación entre ambos sexos.
-
Modas, costumbres e indumentarias que llegaron a través del turismo.
Evolución política 1959-1975
La oposición al régimen franquista
