Segunda República en España

Te explicamos qué fue la Segunda República en España. Además, cuáles fueron sus etapas, sus características y cómo fue el final de esta etapa.

La Segunda República duró ocho años y finalizó tras la victoria franquista en la guerra civil.

¿Qué fue la Segunda República en España?

La Segunda República fue el régimen democrático de gobierno que se proclamó en España el 14 de abril de 1931 y terminó el 1 de abril de 1939. Su inicio fue determinado por el triunfo de las candidaturas republicanas en las elecciones municipales de abril de 1931, lo que obligó al rey Alfonso XIII a exiliarse. Se la llama Segunda República porque hubo una primera experiencia republicana en España entre 1873 y 1874.

La Segunda República tuvo una serie de etapas. Durante la primera etapa se estableció un gobierno provisional y se promulgó la Constitución española de 1931. La siguiente etapa es conocida como bienio reformista (1931-1933) y estuvo caracterizada por la formación de un gobierno republicano-socialista que implementó un importante programa de reformas.

A continuación tuvo lugar el bienio radical-cedista (1933-1936), encabezado por un gobierno de derecha. En febrero de 1936 triunfó el Frente Popular, una coalición de izquierda que debió hacer frente a la sublevación militar de julio de 1936 que originó la guerra civil española (1936-1939). 
El Frente Popular, presidido por Manuel Azaña, gobernó la república durante la Guerra Civil hasta la victoria del bando sublevado o “nacional”, liderado por Francisco Franco, el 1 de abril de 1939. Este hecho marcó el fin de la Segunda República en España.

La proclamación de la República y el gobierno provisional (1931)

El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales que llevaron al triunfo de los candidatos republicanos en las grandes ciudades de España. Este hecho tuvo lugar un año después del fin de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que había sido apoyada por el rey Alfonso XIII, y motivó la huida del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

El primer gobierno republicano fue un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora e integrado por republicanos de izquierda y de derecha. 

Durante este gobierno se implementaron reformas (agrarias, laborales, militares, educativas), se impulsó un estatuto provisional para la autonomía de Cataluña y se adoptaron unas pocas medidas para separar la Iglesia del Estado, luego de la oposición manifiesta de sectores conservadores, como el cardenal Pedro Segura, y de la quema de conventos producida en mayo (estos hechos motivaron el rechazo de muchos católicos al gobierno republicano).

Además, se celebraron elecciones para Cortes Constituyentes que, en junio de 1931, dieron la mayoría a una coalición de republicanos y socialistas y condujeron a la promulgación de la Constitución de la República española el 9 de diciembre de 1931. Esta constitución estableció:

  • el sufragio universal masculino y femenino
  • la separación de la Iglesia y el Estado (especialmente en la educación)
  • el reconocimiento de estatutos de autonomía
  • amplios derechos políticos y civiles
  • la obligatoriedad y gratuidad de la educación primaria
  • la protección del trabajo
  • la adopción de la bandera roja, amarilla y morada.

El bienio reformista (1931-1933)

Las reformas del gobierno republicano-socialista

Una vez aprobada la Constitución de 1931, comenzó el bienio reformista con un gobierno presidido por Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros, e integrado por republicanos de izquierda y socialistas. Niceto Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República y permaneció en el cargo hasta abril de 1936.

Las reformas del gobierno republicano-socialista se implementaron en un contexto de dificultades económicas y desempleo. Entre las reformas más importantes se contaron la reglamentación de las relaciones laborales, la enseñanza mixta, la eliminación de la religión como asignatura obligatoria en las escuelas y la reforma agraria para el reasentamiento de campesinos sin tierras en latifundios.

Algunas de estas medidas motivaron la oposición de sectores conservadores (como empresarios y eclesiásticos) o las críticas de movimientos de trabajadores (como la Confederación Nacional del Trabajo o CNT). Además, el fracaso de la reforma agraria provocó el descontento del campesinado.

En este contexto, la oposición en las Cortes fue liderada por el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, alineado en la centro-derecha, mientras que la CNT, que agrupaba a un gran número de afiliados y estaba vinculada con la FAI (Federación Anarquista Ibérica), manifestó crecientemente su descontento con el gobierno republicano.

Las tensiones sociales y políticas

La crisis económica provocó fuertes tensiones sociales desde el comienzo del gobierno republicano-socialista. Entre diciembre de 1931 y enero de 1932 se produjeron violentos enfrentamientos entre trabajadores en huelga y la Guardia Civil en lugares como Castilblanco, Arnedo y el Alto Llobregat. 

En las Cortes, la oposición de las fuerzas de derecha al Estatuto de Autonomía de Cataluña y a la Ley de Reforma Agraria provocó un intento de golpe de Estado dirigido por el general José Sanjurjo en agosto de 1932. El golpe fracasó y no pudo impedir la aprobación de ambas leyes.

En enero de 1933 se produjeron los sucesos de Casas Viejas: una insurrección de campesinos anarquistas fue sofocada por la Guardia de Asalto, lo que dejó un saldo de veintiséis muertos.

El desgaste del gobierno republicano-socialista llevó a la convocatoria de nuevas elecciones en noviembre de 1933, en las que la izquierda se presentó dividida y la derecha, que se había organizado en coaliciones, obtuvo la victoria. Así comenzó el bienio radical-cedista (1933-1936), en el que gobernaron el Partido Republicano Radical y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).

La vida cultural de la Segunda República

Las compañías de teatro itinerantes formaron parte del programa cultural republicano.

Durante la Segunda República tuvieron protagonismo muchos intelectuales y artistas. Algunos dirigentes republicanos formaban parte de la intelectualidad de la época, como Manuel Azaña o Julián Besteiro, y algunos pensadores y escritores, como José Ortega y Gasset o Gregorio Marañón, formaron la Agrupación al Servicio de la República.

A medida que pasó el tiempo, algunos intelectuales, como Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno, comenzaron a ser críticos con el gobierno republicano-socialista, y la Agrupación al Servicio de la República dejó de funcionar a fines de 1932.

Otros continuaron apoyando la política reformista del gobierno de Azaña y su programa de extensión cultural. Se crearon compañías teatrales itinerantes, como La Barraca de Federico García Lorca, para llevar a diversos pueblos las obras españolas más importantes.

También se destacaron las Misiones Pedagógicas impulsadas por el gobierno con el objetivo de llevar a los pueblos y aldeas bibliotecas ambulantes, recitales de poesía, conferencias, reproducciones de obras del Museo del Prado y proyecciones de películas.

Durante los años de la Segunda República se destacó la generación del 27, especialmente sus poetas y dramaturgos, como Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Pedro Salinas o Rafael Alberti. Cuando estalló la guerra civil española en 1936, algunos de estos escritores permanecieron en España, otros se exiliaron y otros, como García Lorca, fueron asesinados.

El bienio radical-cedista (1933-1936)

La política de rectificación del gobierno radical-cedista

Tras las elecciones de 1933, Lerroux (líder del Partido Republicano Radical) formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde las Cortes, por lo que Lerroux, que representaba a la centro-derecha, se vio obligado a iniciar una política de rectificación de las reformas del bienio anterior según reclamaban los grupos de derecha. 

Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas:

  • La paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de miles de jornaleros de las tierras que habían ocupado.
  • La paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos, como Francisco Franco, Manuel Goded o Emilio Mola. Esta política fue completada con una amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo de 1932.
  • La conciliación con la Iglesia católica.
  • La paralización de las reformas educativas, especialmente con el estancamiento del programa de construcciones escolares y la anulación de la enseñanza mixta. También se intentó reformar la Constitución para permitir que las órdenes religiosas volvieran a impartir enseñanza, pero el proyecto no prosperó.
  • El enfrentamiento con los nacionalismos periféricos, mediante un freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV (Partido Nacionalista Vasco), y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía Lluís Companys, dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

La radicalización del enfrentamiento político

José Antonio Primo de Rivera fue uno de los principales líderes de la derecha española.

En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa, con el ascenso de Adolf Hitler en Alemania en 1933 y la consolidación de la dictadura de Iósif Stalin en la Unión Soviética (URSS), la lucha política se radicalizó en España y llevó a una polarización entre las “derechas” y las “izquierdas”.

Derechas:

  • La CEDA, dirigida por José María Gil Robles, agrupaba a las clases medias y populares católicas. Las Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, tenían rasgos de inspiración fascista.
  • Renovación Española, el partido dirigido por José Calvo Sotelo, agrupaba a los monárquicos con posturas cada vez más extremistas y antidemocráticas.
  • La Falange Española, dirigida por José Antonio Primo de Rivera, se fusionó en 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) de Ramiro Ledesma Ramos. Quedó así constituido el núcleo político de la ideología fascista en España.

Izquierdas:

  • La Izquierda Republicana de Manuel Azaña agrupaba la centro-izquierda que había optado por una política de reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
  • El PSOE (Partido Socialista Obrero Español), el mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes enfrentados entre sí. Indalecio Prieto representaba el ala más moderada y Francisco Largo Caballero el ala más radical del partido. En general, el PSOE vivió en estos años un proceso de radicalización. La UGT (Unión General de Trabajadores) era la organización sindical vinculada al PSOE.
  • El PCE (Partido Comunista Español) seguía las nuevas directrices de la Komintern y buscaba una alianza de todas las fuerzas de la izquierda y la centro-izquierda contra el fascismo luego de la experiencia alemana y el ascenso de Hitler en 1933. 
  • La CNT seguía ligada a la acción revolucionaria, aunque había quedado desarticulada tras el fracaso de una insurrección iniciada en Zaragoza y extendida a otras regiones de España en diciembre de 1933.
  • La Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Lluís Companys, giró a la izquierda debido a los continuos enfrentamientos de la Generalitat catalana con el gobierno de derecha de la República.

La Revolución de octubre de 1934

En Asturias, la huelga derivó en una revolución que fue duramente reprimida.

La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó con la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934. Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en España. 

La izquierda (PSOE, UGT, CNT, PCE), cada vez más radicalizada, llamó a la huelga general contra el gobierno. El resultado fue desigual según las zonas:

  • En Madrid, el movimiento fracasó. El gobierno acuarteló a las tropas y detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas.
  • En Barcelona, Companys (presidente de la Generalitat) dirigió una insurrección con matiz independentista. La revuelta fue rápidamente reprimida por el ejército.
  • En Asturias, la huelga general triunfó y condujo a una revolución organizada por la UGT y la CNT. La persistencia de la insurrección llevó al gobierno a optar por la represión. La encargada fue la Legión, fuerza militar de élite dirigida por el general Franco.

El balance de la Revolución de octubre de 1934 fue el siguiente: más de mil trescientos muertos, el doble de heridos y treinta mil detenidos, entre ellos Companys, Azaña (que no había apoyado el levantamiento) y los principales dirigentes del PSOE.

La reacción del gobierno fue el endurecimiento de su política: se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña y se redactó una nueva Ley de Reforma Agraria, que en la práctica era una contrarreforma.

Sin embargo, las disensiones en el gobierno eran crecientes. Las diferencias entre el Partido Republicano Radical y la CEDA eran cada vez más evidentes. La orientación extremista de la CEDA quedó clara con la designación de militares contrarios a la república en puestos clave de la estructura del ejército. Por ejemplo, Franco fue nombrado jefe del Estado Mayor.

La crisis definitiva llegó con un escándalo de corrupción que afectó a altos cargos gubernamentales: el “escándalo del estraperlo”. Lerroux y el Partido Republicano Radical cayeron en un total descrédito. La aparición de nuevos escándalos precipitó la convocatoria de nuevas elecciones a Cortes en febrero de 1936.

Las elecciones de 1936 y el Frente Popular (1936-1939)

La victoria electoral del Frente Popular en 1936 llevó a Manuel Azaña a la presidencia.

En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:

  • El Frente Popular: un pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. Incluso la CNT apoyó de forma tácita a esta coalición.
  • La coalición de los grupos de derecha: estuvo formada por la CEDA y Renovación Española, y acudió a las elecciones con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por separado.

La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras tanto, la derecha triunfó en el norte y el interior del país.

Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República. El objetivo era que Indalecio Prieto, del ala moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la división dentro del PSOE llevó a que se formara un gobierno presidido por Santiago Casares Quiroga e integrado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. El nuevo gobierno nació debilitado.

El nuevo gabinete inició rápidamente una serie de reformas:

  • La amplia amnistía para todos los condenados tras la Revolución de octubre de 1934.
  • El restablecimiento del Estatuto de Autonomía de Cataluña.
  • El alejamiento de Madrid de los generales sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
  • La reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas.
  • La tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia fue aprobado en un plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.

Mientras tanto, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura revolucionaria y la derecha buscaba poner fin al sistema democrático.

Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas.

Por otro lado, la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos: Gil Robles, Calvo Sotelo y José Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crecía el número de generales implicados: Franco, Goded, Joaquín Fanjul, José Enrique Varela, entre otros. El general Emilio Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, llamado “el director” del golpe. Muy pronto se iniciaron contactos con Benito Mussolini (líder de la Italia fascista) y Hitler.

El 12 de julio de 1936 fue asesinado por extremistas de derecha el teniente José del Castillo, un oficial de la Guardia de Asalto. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo, líder monárquico, por parte de un grupo de las fuerzas de seguridad.

El gobierno de Casares Quiroga no tomó medidas, pese a las continuas advertencias de las organizaciones obreras, y el 17 de julio de 1936 el ejército del protectorado de Marruecos inició la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe de Estado desencadenó la guerra civil (1936-1939). La victoria de los sublevados el 1 de abril de 1939 marcó el final de la Segunda República.

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Referencias

  • Carr, R. et al. (2022). Spain. Encyclopedia Britannica. https://www.britannica.com/ 
  • González Calleja et al. (2021). La Segunda República española. Tercera edición. Pasado y Presente.
  • Jackson, G. (2013). La República española y la Guerra Civil. Crítica.
  • López Villaverde, A. L. (2017). La Segunda República (1931-1936). Las claves para la primera democracia española del siglo XX. Sílex.

¿Cómo citar?

"Segunda República en España". Autor: Augusto Gayubas. De: Argentina. Para: Enciclopedia Humanidades. Disponible en: https://humanidades.com/segunda-republica-en-espana/. Última edición: 9 enero, 2024. Consultado: 18 marzo, 2024.

Sobre el autor

Autor: Augusto Gayubas

Doctor en Historia (Universidad de Buenos Aires)

Fecha de actualización: 9 enero, 2024
Fecha de publicación: 28 septiembre, 2023

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