Tras derrotar a Francia, Hitler se planteó la toma de Gibraltar como un paso
importante en su pugna por doblegar a Gran Bretaña. Franco y su ministro de
asuntos exteriores, Serrano Súñer, consideraban en aquel momento que la caída
de Inglaterra era inminente. Así, pese a las reticencias de Franco a
enemistarse con Inglaterra y Estados Unidos, se entablaron negociaciones para
una posible entrada de España en la guerra junto al Eje.Ante la marcha
favorable de la guerra para Hitler, Franco abandonó su proverbial prudencia y
abandonó en junio de 1940 su posición de neutralidad en la guerra por una de
"no beligerancia" con la que la España de Franco no ocultaba sus simpatías por
el Eje.
En ese marco se iniciaron negociaciones en los que España pidió a Alemania
ayuda material y militar y el reconocimiento de diversas demandas
territoriales en el Marruecos francés. Hitler, poco interesado en las
cuestiones mediterráneos, no estaba dispuesto a pagar un precio tan alto por
la entrada de España en el conflicto.
La entrevista de Hendaya supuso el momento clave de este complejo proceso
de negociaciones. La falta de entendimiento y el progresivo cambio del signo
de la guerra en beneficio de los Aliados alejaron definitivamente la
perspectiva de la entrada de España en el conflicto. Franco multiplicó los
gestos de concordia hacia los aliados y en octubre de 1943 abandonó la "no
beligerancia" volviendo a una estricta neutralidad.