Pese a sus evidentes afinidades ideológicas, la desconfianza entre Mussolini y
Hitler basada en sus intereses contrapuestos sobre el futuro de Austria,
impidió una alianza entre las dos potencias fascistas. Sin embargo, la condena
franco-británica a la anexión italiana de Abisinia y la camaradería de armas
en la guerra civil española hizo que el gobierno de Roma girara
definitivamente hacia la alianza con la Alemania de Hitler.
La labor del Conde Ciano propició la firma en octubre de 1936 de una
declaración en la que ambos países proclamaban su amistad y el mantenimiento
de puntos de vista comunes en política internacional.
Mussolini pronunció un discurso en el que saludaba la nueva amistad
germano-italiana y anunciaba la existencia de una Vertical Berlín-Roma. Los
periodistas pronto empezaron a hablar del Eje Roma-Berlín. Este acuerdo se vio
posteriormente reforzado por el Pacto Anti-Komintern germano-nipón