Tras la invasión de Checoslovaquia por tropas del Pacto de Varsovia en agosto
de 1968, la dirección soviética trató de justificar teóricamente esta drástica
medida.
En un discurso del líder soviético Breznev ante el V Congreso del Partido
Obrero Unificado de Polonia (Partido Comunista) en noviembre de 1968 enunció
lo que vino a conocerse en Occidente como la "Doctrina Breznev".
El líder soviético afirmó que "el abandono de la comunidad socialista de
Checoslovaquia hubiera chocado con nuestros intereses vitales y hubiera sido
en detrimento de los demás estados socialistas".
Breznev, en virtud de la "solidaridad socialista internacional", reinvindicó
el derecho de intervenir en los asuntos internos de cualquier país socialista
si optaba por reformas que pusieran en peligro el régimen comunista. Por
supuesta, era la dirección del PCUS el que finalmente debía evaluar la
"peligrosidad" de la situación.
La fraseología de la burocracia soviética ocultaba una verdadera afirmación de
poderío imperial que, evidentemente, se ejercería en función de la relación de
fuerzas existentes en el seno del bloque soviético. La debilidad económica y
militar de la URSS, unida al proceso de reformas de la perestroika hizo
que Gorbachov abandonara y condenara públicamente la Doctrina Breznev.