Organizada por la Sociedad de Naciones, se reunió en Londres el 12 de junio de
1933 una Conferencia Económica Internacional que, ante la grave depresión
económica, intentó en vano fomentar la cooperación y los acuerdos
económicos entre los estados.
La incomprensión mutua fue generalizada, aunque la postura norteamericana
fue decisiva para provocar su fracaso. Francia y Gran Bretaña propusieron
construir una relación estable entre el dólar, la libra esterlina y el franco
francés. Esta estabilidad monetaria hubiera sido de gran ayuda para la
recuperación del comercio y de la economía mundial. Sin embargo, el presidente
Roosevelt, que comenzaba en esos momentos a aplicar su programa económico, el
New Deal, se negó a comprometerse a mantener la paridad del dólar. De hecho,
tenía ya decidida su inminente devaluación.
En adelante, cada país aplicó por su cuenta sus propias medidas económicas
en un ambiente de general insolidaridad.