A fines del siglo XIX, en un contexto en el que interviene el desarrollo del
nacionalismo y las persecuciones que sufre la población judía en la Europa del
Este, nace el movimiento sionista. Su fundador Thedor Herzl defiendo el
reagrupamiento de la población hebrea de la "diáspora" en Palestina. Este
territorio, cuna orignal del pueblo de Israel, estaba poblado mayoritariamente
por árabes palestinas había sido parte del Imperio Turco desde el siglo XVI.
Desde 1882 se establecen las primeras aldeas de pioneros y cuando estalle la
Primera Guerra Mundial la población judía en Palestina alcanzará la cifra de
80.000 personas.
En noviembre de 1917, presionado por los grupos sionistas, el ministro de
asuntos exteriores británico, Lord Balfour, emite la denominada Declaración
Balfour: el gobierno de Londres se comprometía a respaldar la creación de un
hogar nacional judío en esa parte del Imperio Otomano. A la vez, los
británicos hacían promesas de todo tipo a los líderes árabes para animarles a
la rebelión contra el gobierno turco. Se puede afirmar que en gran medida el
conflicto árabe-israelí deriva de la errática y demagógica política exterior
británica.
Tras la guerra, y en virtud de los acuerdos Sykes-Picot, Palestina pasa como
Mandato de la Sociedad de Naciones a ser administrado por los británicos. El
gobierno de Londres se mostró en adelante muy remiso a cumplir las promesas
realizadas con anterioridad tanto a judíos como a árabes.
Sin embargo, la llegada de colonos judíos con un alto nivel tecnológico y una
enorme voluntad de pervivencia en el territorio hace que los enfrentamientos
entre la población árabe más atrasada y los judíos que erigen los prósperos
"kibutz" (colonias cooperativas) fueran en aumento.
En 1939, el gobierno británico adoptó un "Libro Blanco" pro-árabe ya que
limitaba a 75.000 el número de inmigrantes judíos al año y limitaba sus
posibilidades de compra de terrenos.
El Holocausto nazi y la colaboración de la población judía con las tropas
británicas durante la guerra hacen que el freno a la inmigración judía se haga
cada vez más difícil. La agitación crece en la colonia y los británicos tienen
que hacer frente a violencias de todo tipo entre las que destaca las de los
grupos terroristas judíos. Un buen ejemplo es la voladura del hotel Rey David
en Jerusalén en1946, obra del grupo Irgún en el que colaboraba el futuro
primer ministro israelí Menajem Begin, provocó más de una centena de muertes.
Finalmente, el Reino Unido deja el tema en manos del Consejo de Seguridad de
la ONU que acuerda una plan de Partición de Palestina. No aceptado por los
árabes, el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurion, proclamaba la independencia
de Israel, estado que contó en un principio con la simpatía de los dos
superpotencias.
Al abandonar las británicos la colonia, el desencadenamiento de la primera
guerra árabe-israelí fue inevitable. Se iniciaba una serie trágica que se ha
prolongado hasta el siglo XXI.