Tras haber sido congresista y senador, desempeñó el cargo de vicepresidente
con Kennedy (1961-1963). Tras el asesinato del presidente en Dallas, accedió a
la presidencia que desempeñó casi seis años (1963-1968), tras ser
reelegido en 1964.
Johnson protagonizó un política claramente progresista en
el interior (Ley de Derechos Civiles en 1964, Ley de Derecho de Voto en 1965,
extensión de la Seguridad Social), con una política agresivamente
anticomunista en el exterior.
Su primer acto importante fue la invasión de Santo Domingo
en 1965 para impedir el acceso al poder de una coalición izquierdista que
podría aliarse con el régimen de Castro en Cuba.
Su gran preocupación durante su mandato fue, sin embargo,
la guerra de Vietnam en la que fue el presidente que protagonizó la escalada
de la intervención norteamericana. Aceptó la denominada "teoría del dominó"
que plateaba que la caída en manos comunistas de Vietnam del Sur sería la
primera pieza de una oleada de avances comunistas en Asia. Cuando llegó a la
presidencia en 1963 había algo más de diez mil soldados norteamericanos, tres
años más tarde el número de la tropa destinada a Vietnam ascendía a medio
millón de hombres.
Esta escalada militar no supuso la victoria militar y
engendró un gran movimiento contrario a la guerra entre una juventud
norteamericana entregada a las ideas pacifistas y entre le que se desarrollaba
el movimiento "hippie". Las amplias protestas sociales en los distritos negros
de las ciudades norteamericanas fueron otro factor que ensombreció su
presidencia.
La exitosa ofensiva comunista del Tet en enero-febrero de
1968 y el creciente descontento en el Congreso ante una guerra cada vez más
cara decidieron a Johnson a no presentarse a la reelección en 1968. El
candidato republicano Richard Nixon barrió en esas elecciones.
Johnson murió en enero de 1973, cinco días antes de la
firma del cese el fuego en Vietnam.